A veces el fútbol es injusto y quizás eso es lo que hace grande a este deporte. En esta tarde de sábado, nuestro equipo se enfrentaba al San Gregorio, equipo asentado en las primeras posiciones de la tabla y que venía con la vitola de favorito al C.M.F. Nuevo Ranillas. Y desde el primer instante del partido demostró su poderío físico, con varios jugadores corpulentos que, además, tocaban la pelota con sentido.
Pero los locales, lejos de amilanarse por ello, fueron capaces de minimizar esa diferencia física a base de trabajo y esfuerzo, consiguiendo que las fuerzas se vieran igualadas.
La primera mitad fue un calco al partido de ida, en el que se empató a cero. Mucho juego en el centro del campo y pocas ocasiones. Las defensas se impusieron a los ataques. Así se llegó al descanso sin goles.
En la segunda mitad, nuestro equipo comenzó a bajar el balón al piso y a hilvanar jugadas que, cada vez, llevaban más peligro. Hasta que en el min. 15, de córner ensayado, Luís conseguía poner por delante a los locales. Sin embargo, poco duró la alegría y, a renglón seguido, empató el San Gregorio.
De ahí al final, mucha igualdad en el campo, con alguna que otra ocasión clara por ambos contendientes.
Cuando ya finalizaba el encuentro, en su último minuto, en una jugada de contraataque, el equipo visitante consigue el gol que le daba los tres puntos y dejaba a los locales con la sensación de que no se había hecho justicia. Pero el fútbol es así. Ellos fueron más eficaces y, al final, es lo que cuenta.
Suerte al San Gregorio en lo que resta de temporada.
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